Italianos y extranjeros en Italia
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En Italia sucedió algo poco común, más que el país en sí me sorprendió más su gente. Con esto no quiero decir que sus imágenes, paisajes y cultura no son dignas de asombro, sino que me ocurrieron situaciones difíciles de explicar.
Hay una canción chilena que dice: "y verás cómo quieren en Chile, al amigo cuando es forastero..." y es cierto, somos un país cálido, sobre todo la gente del sur que te recibe con los abrazos abierto, pero en Italia... la amabilidad es exagerada.
Comienzo por el principio. Llegamos al aeropuerto de Roma en donde nos esperaba Mario con su padre, nos recibieron en su casa, su madre cocino la más pura comida italiana, increíblemente atentos, simpáticos, alegres... dulces, y sobre todo, el padre de Mario con un carisma muy particular ;)
Lucio, hombre que conocí en Italia. Digo esto porque había compartido con él en España pero la verdad es que no había alcanzado a visualizar la más pura esencia de aquella persona tan llena de vida, energético, encantador, con una teoría respecto a cómo recibir a sus amigos en su pueblo digna de imitar. Nos llevó a conocer, a bares, fiestas, a Roma, a comer, nos tramitó transporte y hospedaje... todo, todo por amor a tu teoría y a la herencia valórica de sus padres por supuesto, aquella en la que los amigos son lo más importantes.
En Blera, reímos, bebimos, comimos, fuimos invitados a una fiesta de titulación, nos comunicamos con gestos e italianoespañol, nos abrazaron, nos reconocieron, nos trataron increíblemente bien. Estuve en lugares insospechados, en la casa de la abuelita de Mario, en la casa de la madre de Pietro!!, en bares, cafeterías, tumbas y puentes... por suerte solo es un pueblo! un pueblo que tiene mucho más que una red de internet de baja velocidad.
Patricia y su padre son unos dioses, son de aquellas personas que se merecen toda la buena fortuna del mundo, aquellos en que lo único que deseas es que la vida le de satisfacciones. Ellos me sorprendieron de verdad, nos abrieron no sólo las puertas de su casa, sino que sus corazones. En el abrazo de despedida que nos dimos con Patricia creo que simbolizo todo, fue fraternal, sincero, de agradecimiento profundo, porque al final no solo me hospedaron en su casa, sino que me entregaron una lección de vida, me enseñaron a que puedo seguir confiando en los seres humanos, cosa que había perdido por vivir tanto tiempo en ciudad.
Fabricio y Marta en Perugia nos hicieron sentir tremendamente gratos... creo que no he tenido cena más entretenida que la de esas dos noches, en donde ellos no hablaban español ni nosotros italianos, pero conversábamos, reíamos y aprendíamos de las culturas y de la vida. Fabricio no solo nos presto su habitación para dos noches, sino que también nos preparó el desayuno y el café Italiano por la mañana, y lo más importante... nos dejó una nota de despedida.
Y así podría ocupar todo el espacio del blog, hablando de Mario, el carisma de su padre, la atención de su madre, la timidez de tu hermana, del encanto de Lucio, de la alegría de los amigos, de la fiesta de titulación de Marco, del corazón gigante de Patricia y su padre, de la preocupación de Pietro, de la simpatía increíble de Fabricio que se combinaba con la armonía de Marta, de sus compañeras de piso, de la hermana de Patricia, de la familia de Mario y de toda la gente con quien me encontré en Italia.
Me llevo a Chile la mejor experiencia, muchas gracias de verdad a cada uno con quien compartí en ese lugar. Cuando me pregunten por Italia, hablaré de ustedes... eso es seguro.
Etiquetas: Viajes
2 Comments:
Que lastima que mi abuelo no puede navigar en internet y mirar su foto...jejeje.
Estoy muy feliz de leer y escuchar de ti y Hugo que en italia los dias pasaron de puta madre y mis amigos os cuidaron como si fuese yo. Claro que era mejor si hubiera estado yo tambien en blera, pero da igual.
TQM (he aprendido de ustedes...jeje)
jaqui y hugo...?dos chicos de puta madre....hasta luego LUCIO
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