GiRoS

Ayer por la tarde me dieron la fecha y hora de mi vuelo a Santiago y fue como un balde de agua fría que me dejó congelada por algunos minutos, primero porque la fecha es antes de fallas, lo que implica que no estaré para la finalización del intercambio y segundo es por el hecho de volver.

No hay cosa que ansíe más que poder abrazar a mis hermanos, comer la comida de mi mamá, hablar con mi viejo y estar en mi casa, hablar con mi amiga... pero volver a Santiago implica mucho más que el reencuentro familiar. Implica que tengo que ingresar a la Universidad, decidir un tema de tesis, entrar a trabajar de traje en una oficina y volver a pasar mis horas en metros y micros para trasladarme de lugar a lugar... y todo esto la verdad es que me da un poco de susto, volver a la vida, a mi verdadera vida.

Tiene un sabor dulce el saber que llegaré a casa, pero como todo lo que te hace bien siempre te hace mal dejar esta ciudad se me hace un poco difícil, sobre todo ahora que la siento como mi hogar. Mientras estuve en Barcelona y Lisboa, cuando pensaba en volver a casa, siempre pensaba en Valencia y ahora que estoy aquí pienso en Santiago... tanto las distancias como las sensaciones son relativas.